sábado, 22 de junio de 2013

El músico Arion

Herodoto, Los nueve libros de la historia, I, XXIV (traducción de Bartolomé Pou)

La cosa suele contarse así: Arion, habiendo vivido mucho tiempo en la corte al servicio de Periandro, quiso hacer un viaje á Italia y á Sicilia, como efectivamente lo ejecutó por mar; y despues de haber juntado allí grandes riquezas, determinó volverse á Corinto. Debiendo embarcarse en Tarento, fletó un barco corintio, porque de nadie se fiaba tanto como de los hombres de aquella nacion. Pero los marineros, estando en alta mar, formaron el designio de echarle al agua, con el fin de apoderarse de sus tesoros. Arion entiende la trama, y les pide que se contenten con su fortuna, la cual les cederá muy gustoso con tal de que no le quiten la vida. Los marineros, sordos á sus ruegos, solamente le dieron á escoger entre matarse con sus propias manos, y así lograría ser sepultado despues en tierra, ó arrojarse inmediatamente al mar. Viéndose Arion reducido a tan estrecho apuro, pidióles por favor le permitieran ataviarse con sus mejores vestidos, y entonar ántes de morir una cancion sobre la cubierta de la nave, dándoles palabra de matarse por su misma mano luégo de haberla concluido. Convinieron en ello los Corintios, deseosos de disfrutar un buen rato oyendo cantar al músico más afamado de su tiempo; y con este fin dejaron todos la popa y se vinieron á oirle en medio del barco. Entónces el astuto Arion, adornado maravillosamente y puesto el pié sobre la cubierta con la cítara en la mano, cantó una composición melodiosa, llamada el Nomo orthio , y habiéndola concluido, se arrojó de repente al mar. Los marineros, dueños de sus despojos, continuaron su navegacion á Corinto, miéntras un delfin (segun nos cuentan) tomó sobre sus espaldas al célebre cantor y lo condujo salvo á Ténaro. Apénas puso Arion en tierra los piés, se fué en derechura á Corinto vestido con el mismo traje, y refirió lo que acababa de suceder.

Periandro, que no daba entero crédito al cuento de Arion, aseguró su persona y le tuvo custodiado hasta la llegada de los marineros. Luégo que ésta se verificó, los hizo comparecer delante de sí, y les preguntó si sabrían darle alguna noticia de Arion. Ellos respondieron que se hallaba perfectamente en Italia, y que le habian dejado sano y bueno en Tarento. Al decir esto, de repente comparece á su vista Arion, con los mismos adornos con que se habia precipitado en el mar; de lo que, aturdidos ellos, no acertaron á negar el hecho y quedó demostrada su maldad. Esto es lo que refieren los Corintios y Lesbios; y en Ténaro se ve una estatua de bronce, no muy grande, en la cual es representado Arion bajo la figura de un hombre montado en un delfin.

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